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domingo, 5 de abril de 2009

¡LLegó el otoño! Cómo cuidar a nuetras mascotas



Llegan los días fresquitos de viento y hojas amarillas y con ellos algunos cambios claves en nuestras mascotas.
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Al igual que nosotros al bajar los abrigos del placard, ésta es la época en la que los animales consiguen sus tapados de invierno: comienza la muda.
Al margen de los peligros del frío, existen determinados cambios naturales derivados de la reducción de luz natural. Uno de los más notables es la muda. El otoño y la primavera son las estaciones en la que la caída de pelo es mayor, ya que perros y gatos se revisten de nuevo manto: más fino para el verano y más grueso para el invierno. Sin embargo, la domesticación ha modificado este procedimiento debido a la existencia de luz artificial, un hecho que provoca la muda de forma profusa durante todo el año. Para evitar la acumulación de pelo muerto y evitar que nuestros mininos ingieran bolas de pelo durante su particular acicalado, habrá que insistir en el cepillado.
El fenómeno de la muda también afecta a reptiles y aves. Las primeras mudan cada cuatro o seis semanas, pero los cambios son menos frecuentes en otoño e invierno, ya que son las estaciones de menor crecimiento. Los pájaros sueltan plumón a lo largo de todo el año, produciéndose la mayor renovación en otoño. Las plumas nuevas les permiten hacer frente a los rigores del invierno. Es importante que el cambio se produzca de forma natural y correcta, por lo que respetaremos su adecuada alimentación y no le cambiaremos de lugar con las primeras bajadas de temperatura. En este sentido, la jaula debe colocarse desde un principio en un lugar resguardado, no sólo del frío, sino también del calor.

¡A dormir se ha dicho! La hibernación: un proceso natural
La generación de calor en animales de sangre caliente difiere por completo de la llevada a cabo por los de sangre fría. En unos pesa la alimentación y en otros no. Por otra parte, a la hora de evitar las consecuencias del frío, la excelente regulación térmica que proporciona un abundante pelaje o un plumaje tupido es asumida en otras mascotas por mecanismos de carácter interno. El fenómeno más relevante que coincide con el otoño dentro del mundo de los reptiles es la hibernación.Este curioso estado de letargo consiste en una hipotermia regulada que permite a iguanas, serpientes, tortugas y geckos, entre otros, reducir las necesidades energéticas de su organismo, logrando sobrevivir sin alimento por varios meses. La razón que lo explica radica en que los reptiles son ectodérmicos, requiriendo calor externo para regular su temperatura corporal. Al reducirse las horas solares, una llamada de alerta les invita a disminuir sus funciones metabólicas. Es esencial que nuestros reptiles se alimenten bien en verano para soportar el letargo, pero es vital que comiencen a hibernar con los intestinos limpios: pueden darse trastornos digestivos si queda comida sin digerir en los mismos, puesto que ésta se pudre. Para prevenirlo, lo mejor es que sometamos a estos animales a un ayuno de varios días antes de la hibernación. La temperatura estable de muchos hogares evita este proceso y son muchos los reptiles que pasan por alto el invierno y se mantienen activos todo el año.
Fuente: http://www.mascotasyhogar.com/
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